CAOS EN CHILE!!!, DESASTRE EN NUESTRO PAÍS!!!, SAQUEO EN CONCEPCIÓN!!!, 789 MUERTOS!!! Estos son algunas de las portadas que uno puede ver en los diferentes diarios chilenos. Muchas veces la prensa, encargada de brindar la información a toda la población, se enfrasca en un propagandismo y sensacionalismo para llamar la atención y ver cuál diario está mejor informado. Esto no es nuevo, pues lo mismo pasó con Haití. En el diario El País de España, en la edición web, podemos ver la columna de Ramón Lobo titulada "Cuadernos de Haití" en donde cuenta el "día a día" de la isla tras el terremoto sucedido en enero. La pregunta es: ¿hasta cuándo vamos a quedarnos en las desgracias y en la tristeza de la gente? Es cierto, y no hay que negarlo, que Haití se encuentra en una crisis total, desde social, económico, político y tecnológico; pero la crítica pasa no por la información en sí misma, sino más bien hacia donde va. Es evidente que Haití como Chile están sumidos en un caos, pero no todo es muerte, tristeza, destrucción. Algunas preguntas aparecen: ¿está sucediendo algo bueno en torno a estos desastres ocurridos? ¿esta pasando algo bueno en Haití en las últimas semanas con relación al terremoto? ¿o es que todo es tristeza y dolor? Lo mismo podriamos preguntarnos para nuestros hermanos chilenos: ¿todo es saqueo, vandalismo y crisis social? Quizá sin ninguna reflexión nuestra respuesta sería positiva, pero hay que preguntarnos también: ¿acaso los pobladores no se ayudan entre ellos? ¿acaso no vemos a los mismos pobladores ayudando a rescatar a las personas bajo los escombros? ¿acaso no hay personas que ayudan a otras personas que prácticamente se han quedado en la calle y sin hogar? Evidentemente si, pero lastimosamente eso no vende en la prensa. Ni qué decir de la prensa amarilla que busca el sancionalismo a todo nivel.
Hay algo importante que aclarar. A cualquiera le puede parecer lógico cómo la reacción de la gente, ante tanta desesperación por el hambre y también la falta de articulos de primera necesidad, se tiene que llegar extremo del saqueo y el vandalismo (manifestado esto último con el incendio de centros comerciales) y por lo tanto completamente justificable. Ello merece una negativa contundente. La desesperación, la desolación y la tristeza no debe sucumbir a atentados de más envergadura; pues en vez de levantarse y sobrellevar lo ocurrido, se abandona a una degradación moral. Pues en tiempos de crisis es mejor la ayuda mutua que al egoísmo perpetrado por muchas personas que aprovechan la situación para hacer de las suyas. ¿Para qué robar un televisor plasma y una lavadora? En una situación como esa es completamente ilógico.
En la edición digital del diario La Nación de Chile, el historiador marxista Gabriel Salazar plantea el problema de la siguiente manera: “los saqueos ocurren no sólo después de los terremotos, sino que han sido una constante desde el siglo XIX también en desordenes políticos, guerras civiles, e incluso movimientos huelguísticos. En la misma revolución pingüina apareció el vandalismo, que está muy latente. Se trata de una violencia social que ningún régimen ha logrado aplacar, ni Pinochet durante las protestas". Esto aparenta una verdad, pero hay que recordar que en el terremoto del 60 con un grado casi de 9.5 en la escala de Richter, no se presenció el vandalismo que se ve ahora, en otras palabras no hubo. ¿Cuál es el posible problema ahora? Una posible respuesta es la falta de educación y una buena formación moral.
Por lo tanto, creo que con este problema, no es justificable por ningún motivo los actos vandálicos que se ven por los noticieros y diarios, y creo que el papel de los diarios terminan siendo cómplices de esta degradación, en vez de dar propuestas y soluciones concretas.
Quiero terminar expresando mis más sentidas condolencias a nuestros hermanos chilenos por tal terrible desgracia y que se puedan levantar rápidamente de la desolación. Ahora toca confiar y tener esperanza.
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