Puede resultar un tema de análisis muy común; cuántas personas no se han preguntado por cómo se encuentra nuestra realidad, cuántos pensadores han querido sentar bases para un mejor entendimiento de la misma; pero cuántos más son aquellos los que solo han escrito y no han tenido un protagonismo en la sociedad y, al verlo como está, no se han atrevido a actuar por un cambio. La vida está llena de situaciones y hechos, no somos ajenos a ella, quién diga que no, simplemente no viven en este mundo y no tienen sentido de la realidad, de su realidad. Muchos cuestionan esta realidad, se atreven a decir que es solo apariencia, que es solo un conjunto de fenómenos incomprensibles a la razón humana, que es solo una aproximación subjetiva de las cosas o, y los más radicales, que la realidad no existe. Esto último es un error y debe llevarnos a una mejor interpretación de la cuestión.
Cuando hablamos de la realidad hablamos de nuestra propia existencia, de nuestro quehacer como seres humanos en el día a día, esto último seguido de nuestras angustias, de nuestras incomprensiones y contradicciones, de nuestros dilemas y también sufrimientos; pero no solo es eso, también de nuestras alegrías, nuestros logros, nuestros triunfos, nuestras comprensiones, nuestras satisfacciones, en suma, de nuestra felicidad. Pero no hay que ser ingenuos, esto es solo un matiz de la vida; la vida es más compleja para poder entenderla del todo. Nuestra vida, es decir nuestra existencia, se vive en un mundo cada día más complejo y muchas veces más agresivo; son muchos los que viven esta agresividad de la vida en el día a día, y se conforman con vivir así, sin ningún tipo de aspiraciones, y si los tienen, muchas veces impedidos a ejecutarlo por falta de recursos; pero hay, y son la minoría, los que realmente se cuestionan por el sentido mismo de su existencia, aunque, muchas veces, no llegan a responder a tal cuestionamiento.
Ahora bien, el mundo ha ido sufriendo cambios abismales en los últimos años, precisamente en los últimos 50 años: avance tecnológico, mundo digital, Internet, redes sociales, etc.; pero los cambios no solo han ido dándose en el campo de la ciencia, sino también en las leyes, en la política, en la economía, en los humanismos como: antropología, historia, arqueología, psicología y, sobre todo, en las propuestas filosóficas. A partir de ello nos sugiere una pregunta: estos cambios ¿le han hecho un bien al hombre? ¿El progreso que tanto anhelaban los pensadores del siglo XIX y principios del XX se ha logrado?, ¿hemos podido acabar con el hambre, la pobreza, las guerras, la corrupción, el terrorismo, el narcotráfico, la discriminación y, la más temida de todas, la muerte? Los postmodernistas nos dirán que no, es más, dirán que es imposible y que la modernidad fue una utopía, en donde la razón humana no fue capaz de acabar con todas esas lacras que tanto mal hacen al hombre; los existencialistas dirán que el hombre es una nada, que el hombre es el Dasein, tal como lo mencionaba Heidegger, es decir, el hombre esta arrojado al mundo y está buscando existir para ser.
Estas interpretaciones no han podido dar respuesta a las inquietudes del hombre, pues conforme pasa el tiempo el hombre se siente cada vez más desorientado, tanto así que vive en un estado de conformismo trágico; en otras palabras, ya no cree en la posibilidad de sobresalir, de triunfar, en su realización personal, en su felicidad, sino más bien resignado a su desgracia, a su fatalidad. El hombre vive el día a día y ya no llega a preguntarse por el sentido de su vida, al final acepta todo por añadidura. Los parámetros de hoy en día te hacen vivir la vida a un ritmo acelerado (el propio trabajo, el estudio, las mismas responsabilidades personales) y son pocos los tiempos en donde uno se da un espacio para meditar sobre su vida; uno se vive innubilado por las ofertas del momento: el éxito; el éxito profesional, el éxito empresarial, el éxito económico, el éxito político, pero reflexionando un poco ¿qué significa el éxito? ¿a qué lleva este éxito? ello esta ligado con el "triunfar" en la vida, pero ¿qué significa triunfar?. Son palabras que tienden a llevarnos a un progreso, pero a la vez cargada de mucha ambigüedad. Estas palabras hoy en día están ligadas al solo éxito económico, al triunfo económico, en otras palabras al confort; pero las personas que no tienen ese "éxito" económico, ese "éxito" en lo profesional, ese "éxito" en lo empresarial, ese "éxito" en lo político ¿no pueden llegar a triunfar? Por lo tanto, ¿qué es el triunfo? ¿Acaso no es triunfo de alcanzar la felicidad? ¿El hombre no está llamado a ser feliz? ¿Es posible ser feliz? Son preguntas totalmente válidas y fundamentales que hoy en día en grandes sectores de la cultura ha perdido vigencia, incluso hasta son inválidas; y esto se da porque el hombre ha caído en la desconfianza, ya no cree que la felicidad es posible, y si existe, será lo que tú crees, lo que tú creas que es felicidad, en consecuencia, aparece el relativismo.
El mundo está en crisis y, queramos o no, es la verdad. Y no es por tener una visión negativa del mundo y en consecuencia del hombre, sino que la ilusión de progreso nos ha tapado los ojos para ver la totalidad de la realidad, nos ha ocupado el tiempo en pensar en nosotros mismos que no tenemos la capacidad en ver lo que pasa afuera. Ello no quiere decir que dejemos de ocuparnos de nosotros mismos, sino más bien entender que gran parte de los problemas del mundo se deben a los problemas del propio hombre, es decir, a nuestro propio problema.
Quiero terminar este apartado aclarando una verdad: el hombre es un ser trascendente, llamado a la trascendencia, no se puede quedar en la materialidad de la vida, en la coseidad. El hombre al ser bio-psico-espiritualidad no se puede quedar en un horizontalismo, necesariamente tiene que trascender y responder a cuestionamientos fundamentales: ¿quién soy? ¿A donde voy?
Este es la primera parte de una serie de apartados en donde buscaré dar a conocer y explicar los principales problemas del hombre para llegar a una solución, no hacerlo sería repetir los millones de blogs que solo informan pero no dan soluciones, ello sería ir en contra de los objetivos de este blog.
Acá les dejo un video que quizá resume todo lo que he venido diciendo. Este video se presentó en un congreso católico en Lima, Perú. Véanlo y saquen sus conclusiones.
Cuando hablamos de la realidad hablamos de nuestra propia existencia, de nuestro quehacer como seres humanos en el día a día, esto último seguido de nuestras angustias, de nuestras incomprensiones y contradicciones, de nuestros dilemas y también sufrimientos; pero no solo es eso, también de nuestras alegrías, nuestros logros, nuestros triunfos, nuestras comprensiones, nuestras satisfacciones, en suma, de nuestra felicidad. Pero no hay que ser ingenuos, esto es solo un matiz de la vida; la vida es más compleja para poder entenderla del todo. Nuestra vida, es decir nuestra existencia, se vive en un mundo cada día más complejo y muchas veces más agresivo; son muchos los que viven esta agresividad de la vida en el día a día, y se conforman con vivir así, sin ningún tipo de aspiraciones, y si los tienen, muchas veces impedidos a ejecutarlo por falta de recursos; pero hay, y son la minoría, los que realmente se cuestionan por el sentido mismo de su existencia, aunque, muchas veces, no llegan a responder a tal cuestionamiento.
Ahora bien, el mundo ha ido sufriendo cambios abismales en los últimos años, precisamente en los últimos 50 años: avance tecnológico, mundo digital, Internet, redes sociales, etc.; pero los cambios no solo han ido dándose en el campo de la ciencia, sino también en las leyes, en la política, en la economía, en los humanismos como: antropología, historia, arqueología, psicología y, sobre todo, en las propuestas filosóficas. A partir de ello nos sugiere una pregunta: estos cambios ¿le han hecho un bien al hombre? ¿El progreso que tanto anhelaban los pensadores del siglo XIX y principios del XX se ha logrado?, ¿hemos podido acabar con el hambre, la pobreza, las guerras, la corrupción, el terrorismo, el narcotráfico, la discriminación y, la más temida de todas, la muerte? Los postmodernistas nos dirán que no, es más, dirán que es imposible y que la modernidad fue una utopía, en donde la razón humana no fue capaz de acabar con todas esas lacras que tanto mal hacen al hombre; los existencialistas dirán que el hombre es una nada, que el hombre es el Dasein, tal como lo mencionaba Heidegger, es decir, el hombre esta arrojado al mundo y está buscando existir para ser.
Estas interpretaciones no han podido dar respuesta a las inquietudes del hombre, pues conforme pasa el tiempo el hombre se siente cada vez más desorientado, tanto así que vive en un estado de conformismo trágico; en otras palabras, ya no cree en la posibilidad de sobresalir, de triunfar, en su realización personal, en su felicidad, sino más bien resignado a su desgracia, a su fatalidad. El hombre vive el día a día y ya no llega a preguntarse por el sentido de su vida, al final acepta todo por añadidura. Los parámetros de hoy en día te hacen vivir la vida a un ritmo acelerado (el propio trabajo, el estudio, las mismas responsabilidades personales) y son pocos los tiempos en donde uno se da un espacio para meditar sobre su vida; uno se vive innubilado por las ofertas del momento: el éxito; el éxito profesional, el éxito empresarial, el éxito económico, el éxito político, pero reflexionando un poco ¿qué significa el éxito? ¿a qué lleva este éxito? ello esta ligado con el "triunfar" en la vida, pero ¿qué significa triunfar?. Son palabras que tienden a llevarnos a un progreso, pero a la vez cargada de mucha ambigüedad. Estas palabras hoy en día están ligadas al solo éxito económico, al triunfo económico, en otras palabras al confort; pero las personas que no tienen ese "éxito" económico, ese "éxito" en lo profesional, ese "éxito" en lo empresarial, ese "éxito" en lo político ¿no pueden llegar a triunfar? Por lo tanto, ¿qué es el triunfo? ¿Acaso no es triunfo de alcanzar la felicidad? ¿El hombre no está llamado a ser feliz? ¿Es posible ser feliz? Son preguntas totalmente válidas y fundamentales que hoy en día en grandes sectores de la cultura ha perdido vigencia, incluso hasta son inválidas; y esto se da porque el hombre ha caído en la desconfianza, ya no cree que la felicidad es posible, y si existe, será lo que tú crees, lo que tú creas que es felicidad, en consecuencia, aparece el relativismo.
El mundo está en crisis y, queramos o no, es la verdad. Y no es por tener una visión negativa del mundo y en consecuencia del hombre, sino que la ilusión de progreso nos ha tapado los ojos para ver la totalidad de la realidad, nos ha ocupado el tiempo en pensar en nosotros mismos que no tenemos la capacidad en ver lo que pasa afuera. Ello no quiere decir que dejemos de ocuparnos de nosotros mismos, sino más bien entender que gran parte de los problemas del mundo se deben a los problemas del propio hombre, es decir, a nuestro propio problema.
Quiero terminar este apartado aclarando una verdad: el hombre es un ser trascendente, llamado a la trascendencia, no se puede quedar en la materialidad de la vida, en la coseidad. El hombre al ser bio-psico-espiritualidad no se puede quedar en un horizontalismo, necesariamente tiene que trascender y responder a cuestionamientos fundamentales: ¿quién soy? ¿A donde voy?
Este es la primera parte de una serie de apartados en donde buscaré dar a conocer y explicar los principales problemas del hombre para llegar a una solución, no hacerlo sería repetir los millones de blogs que solo informan pero no dan soluciones, ello sería ir en contra de los objetivos de este blog.
Acá les dejo un video que quizá resume todo lo que he venido diciendo. Este video se presentó en un congreso católico en Lima, Perú. Véanlo y saquen sus conclusiones.
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